“Crear, construir aunque te equivoques, no dejes de luchar por ser feliz” dice una vieja retirada de la murga Falta y Resto. Y sospecho, humildemente, que tiene algo que ver con el espíritu artístico o con el desafío de poder expresarnos libremente en cualquier etapa de la vida, permitiéndonos equivocarnos y arriesgar, pero salvando siempre la pasión de crear algo nuevo o diferente para los demás y para nosotros mismos.
Con esta finalidad, y no tanto con el propósito de promover la posibilidad de llegar a ser artistas, es que cada ve más el arte, con sus infinitas posibilidades y disciplinas, se va introduciendo en la educación como una herramienta válida e indispensable. Desde la etapa preescolar, con un variado desfile de propuestas expresivas y artísticas, que van desde la plástica, la música y el baile; hasta el actual bachillerato artístico en la Educación Media a partir de la reformulación 2006. Lo que lleva a pensar y descubrir la importancia del arte en la educación de hoy.
EL VALOR EDUCATIVO DEL ARTE: Hay muchas razones y argumentos a la hora de fundamentar el valor educativo que aporta la Educación por el Arte o la Educación Artística en cada etapa evolutiva de la persona. Por eso, son cada vez más las instituciones educativas públicas y privadas, de diferentes contextos sociales y económicos, que proporcionan y capitalizan este tipo de propuestas, a través de la implementación de variados talleres artísticos, que tienen la finalidad de contemplar y completar una buena propuesta educativa integral. “Construir una personalidad integrada”, dice Herbert Read, el padre de la Educación por el Arte en nuestro siglo. “El arte tiene que ser la base de toda forma natural y enaltecedora de educar” agrega, señalando la importancia de la Educación por el Arte, también conocida como Educación para la creatividad.
Pero es bueno preguntarse cuál es, propiamente, la función del arte en la educación y cuáles son los objetivos a los puede ayudar una Educación por el Arte o Educación Artística.
Las actividades expresivas o artísticas en la niñez, en la adolescencia o en cualquier otra etapa de la vida, no tienen sólo una función decorativa, estética o de pasatiempo. En toda etapa del desarrollo humano, el trabajo expresivo-creativo ayuda a la construcción del aprendizaje, amplía el marco de pensamiento de la persona, y le ayuda a hacer de la vida algo más disfrutable.
A través del juego y de la expresión, las personas pueden liberarse y desarrollar el placer de crear y recrear nuevas experiencias individuales y colectivas. El arte, en sus diferentes disciplinas y lenguajes, es una herramienta válida para el desarrollo integral de las personas que quieren promover sus capacidades creativas y liberadoras. “Sabemos que la Educación por el Arte logra seres creativos, sensibles y libres, plenos en cualquier campo, en cualquier trabajo, en cualquier profesión. Ayuda a desarrollar todas las funciones para llegar a poseer la verdadera inteligencia que es siempre creadora y a formar el auténtico carácter, que es siempre el valor de asumirse. No busca tanto alcanzar una mayor cantidad de artistas, sino mejores personas y mejores sociedades” 1.
Cuando se dice Educación por el Arte, se entiende educación como la educación de los sentidos y la sensibilidad, y arte como el lenguaje a través del cual las personas pueden comunicarse y expresarse. Es importante reconocer que cada persona tiene una potencialidad creadora que hay que estimular y desarrollar lo más posible siempre. El arte da la posibilidad de desarrollar la sensibilidad, la imaginación, la creatividad, el trabajo, la auto-expresión y la comunicación.
Por eso, considero la Educación por el Arte como una herramienta educativa que, a través de las muy variadas disciplinas artísticas -expresión plástica, cerámica, teatro, música, expresión corporal, baile, etc.- enfrenta al alumno al desafío de su propia creatividad, y le da la oportunidad de poder ser cada vez más libre y más critico. El arte permite aprender, conocer, experimentar y plasmar, a través de diferentes técnicas expresivas, y da valor educativo a los procesos creativos que la persona pueda desarrollar libremente, en forma individual o colectiva, con un espíritu cultural y socializador.
La implementación de este tipo de espacios creativos expresivos promueve valores humanos, educativos y terapéuticos, y refuerza la autoestima y la autonomía de las personas, por tratarse de una experiencia vivencial y libre.
LOS PROCESOS CREATIVOS: En la Educación por el Arte, los procesos creativos son más importantes que el producto final en sí mismo o que la misma obra terminada, porque en los procesos de trabajo es donde se juegan las consignas claves, donde las personas se liberan, donde tienen que experimentar, arriesgar, buscar, probar, des-estructurarse y posiblemente, sorprenderse a sí mismas.
En estos tiempos mediáticos, otra de las grandes enseñanzas de las actividades artísticas es aprender a esperar, saber que cada cosa lleva su tiempo, que cada material, cada técnica o cada dinámica expresiva tiene como componente esencial un proceso temporal. Las etapas y los procesos creativos varían de acuerdo a la edad y al contexto social y cultural donde se quiere desarrollar la propuesta artística, la clase o el taller.
Pero hay que señalar, también, algunos aspectos esenciales que son comunes a diversas disciplinas -teatro, plástica, música, etc.- y van más allá del contexto en que se trabaje. Por ejemplo: es fundamental partir de las ganas y del deseo de los destinatarios de la propuesta, para propiciar un ambiente creativo y sensible; es importante, desde el comienzo, ayudar a desinhibir a las personas, a través del juego, la música, la actuación, un cuento o alguna otra estrategia, para lograr una actitud que invite, casi sin darse cuenta, a soltar las riendas de la imaginación y poder experimentar libremente y sin perjuicios lo que se quiere expresar a través de la propuesta planteada. El desafío es generar un clima de trabajo donde las personas se sientan libres y cómodas, haciendo lo que les gusta.
A PARTIR DE MI EXPERIENCIA: El hecho de haber animado, durante varios años, talleres de plástica en distintas instituciones y Organizaciones No Gubernamentales, y la posibilidad de trabajar con niños y jóvenes de distintos ambientes educativos públicos y privados, me han ido dando experiencia y me han hecho valorar muchos aspectos interesantes que aporta la expresión plástica, y que hace que uno nunca se termine de sorprender.
Hacer talleres de plástica con jóvenes en situación de calle, en hogares del Instituto del Niño y la Adolescencia del Uruguay (INAU), y poder ver a los adolescentes trabajar y entusiasmarse con un poco de barro de alfarero, haciendo murales o aplicando técnicas expresivas con pinturas, permite pensar, por momentos, que la imaginación no tiene límite ni clase social, y que, quizás, es una cuestión de estímulos y oportunidades. Es muy interesante constatar cómo en estos trabajos, muchos jóvenes -que, en su gran mayoría, fueron consumidores de pasta base- pueden llegar a expresarse y lograr productos de gran valor estético y creativo semejantes a los de jóvenes de contextos sociales y educativos diferentes, como colegios o liceos privados de primer nivel.
No todas las personas son iguales frente a las oportunidades que brinda la vida, pero es importante propiciar espacios para todos y tener la oportunidad de desafiarnos ante una hoja en blanco, con los colores y los pinceles prontos, para tener la posibilidad de imaginar, y echar manos a la obra para construir y pintar algo nuevo.
Martín Serrano